15 de febrero de 2017

El paraíso de las damas (1883), de Émile Zola

Editorial Alba
Año 2013
648 páginas

Esta novela es el resultado de un estudio que el autor emprende en el año 1882, a partir del cual se propone retratar las consecuencias económicas que provoca el surgimiento de las grandes tiendas en París. La 
historia implica un cambio con respecto a la tónica general de las obras de Zola, dado que está dotada de un optimismo en los cambios que acarreará el progreso. En esta oportunidad, los personajes podrán revertir su situación social y escapar al destino que les ha sido asignado desde su nacimiento. Todo ello, en un contexto social dominado por la desigualdad, la preponderancia del valor "dinero" y las arbitrariedades de los que más tienen.

La historia gira en torno a un gran almacén parisino conocido como "El paraíso de las damas", que desata el fervor consumista de las mujeres (aristócratas y burguesas por igual) y la ruina de las pequeñas tiendas ubicadas en las cercanías de esa gran mole edilicia. Dicho almacén es, además, el espacio en el que se desarrolla la peculiar historia de amor entre Octave Mouret, el patrón, y Denise Baudu, la torpe y joven dependienta. Ambos emprenden, de manera inconsciente al principio, una lucha de voluntades que terminará por doblegar a uno de los dos. Por un lado, Mouret es un comerciante rico y poderoso que se jacta de conocer la debilidades del género femenino y saber cómo seducirlas, ya sea para que se conviertan en sus clientes o en sus amantes.


"Mouret tenía como única pasión la de imponerse a la mujer. Quería que fuera la reina de su casa, le había construido aquel templo para tenerla a su merced en él. En eso consistía su tácti­ca, en embriagarla con galantes atenciones para poder traficar con sus deseos y explotar sus febriles impulsos."


Denise, por su parte, no parece responder al modelo de mujer que suele atraer a los hombres como Mouret. Se trata de una joven de provincia, pobre y apocada, cuya máxima preocupación es la manutención de los dos hermanos que tiene a su cargo tras la muerte de sus padres. Este personaje posee, además, un cúmulo de valores que le servirán de salvavidas en los momentos más críticos y la resguardarán del destino socialmente asignado. A pesar de todos los pronósticos, su halo de influencia sobre "El paraíso" se va extendiendo de manera paulatina y amenaza con envolver al propio dueño.

Por otra parte, la novela nos ofrece vívidas descripciones de las estrategias que idea Mouret para erigir su imperio comercial, ya sea a través de insólitos recursos publicitarios como así también mediante la distribución y la exposición de la mercadería. Les sorprenderá darse cuenta que las estrategias de marketing no han variado demasiado en nuestros días, de la misma manera que nuestra ingenuidad consumista. Cada nueva inauguración de "El paraíso" se lleva a cabo en medio de un despliegue casi cinematográfico, el narrador nos describe las texturas de las telas, los oropeles de la decoración de estilo árabe, la apariencia de las clientas, los gestos y los cuchicheos de los vendedores. Como trasfondo de ese ajetreo, se desarrollan y entrelazan decenas de historias de amores y traiciones. Todo, bajo la atenta mirada del dueño del almacén.
"Las cabezas tropezaban con montones de cintas apiladas; una muralla de franela destacaba como un promon­torio; por todas partes, los espejos daban profundidad a los almacenes, reflejaban mostradores y retazos de clientes, cabe­zas echadas hacia atrás, hombros y brazos partidos por la mitad. Y, en tanto, las galerías laterales abrían nuevas perspecti­vas: nevados callejones en la ropa blanca; hondos pasadizos moteados en la calcetería; perdidos horizontes que iluminaba el ramalazo de luz de alguna vidriera y en los que la muche­dumbre no era ya sino un polvillo humano."
Émile Zola (1840- 1902) fue un escritor francés, reconocido como el máximo exponente del naturalismo literario. Sus obras se destacan por retratar de forma detallada (y por momentos descarnada) los padecimientos de la clase trabajadora. Esta novela nos muestra a un Zola convencido en la necesidad de los cambios que acarrean los nuevos tiempos. Desde su perspectiva, el progreso implicará un cambio en la vieja estructura social, la arcaica aristocracia deberá ceder terreno a una burguesía emprendedora, pero también, deberá suponer un cambio en las condiciones laborales de los empleados. Si les pasó como a mi y se quedaron con ganas de saber más, adjunten a su lista de pendientes los libros de la serie Les Rougon-Macquart que preceden a esta novela, La conquista de Plassans (1874) y Miseria humana (1882), en los cuales conoceremos la primera juventud de Mouret y su llegada a París.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario