24 de febrero de 2017

La pequeña Dorrit (1857), de Charles Dickens



Después de muchas idas y vueltas, finalmente pude dedicar mis vacaciones a la lectura de esta novela, una de mis preferidas dentro del inmenso mundo Dickens. Debo advertirles que no se trata de una novela de fácil lectura, dada la cantidad de personajes y de tramas que se tejen alrededor de la historia central. El gran caudal de información nos obliga a tener que volver atrás para revisar algún nombre o hecho que pudimos haber dejado escapar en la primera lectura. Sin embargo, con este autor nada queda librado al azar y hacia el final todo tendrá una explicación satisfactoria. 


La pequeña Dorrit es, sobre todo, la exposición y la denuncia de una de las ironías más grandes del sistema judicial inglés: las cárceles de deudores. El hecho de que un deudor caiga preso sin tener la posibilidad de trabajar para poder pagar su deuda es un sinsentido, que la propia familia del escritor padeció cuando éste era apenas un niño. Si el deudor no encontraba quien lo ayudara debía resignarse a transcurrir sus días encerrado junto a su mujer y sus hijos. Es decir, que la condena del padre de familia suponía, también, la condena de toda su familia, cuyos miembros (sin importar su edad) debían salir a trabajar para procurar su manutención.

Un día en la vida de Amy y su padre.
La protagonista de la historia es Amy Dorrit, mejor conocida como la "pequeña Dorrit", por ser la menor de tres hermanos y poseer una fisonomía menuda, casi infantil. Esta joven ha vivido toda su vida dentro de los muros de Marshalsea, una cárcel de deudores tristemente célebre de la época, la cual ha albergado a su padre por más de veinte años. Desde su temprana niñez, Amy asumió la responsabilidad de sacar adelante a sus hermanos y servir de consuelo al señor Dorrit, quien aún continúa viviendo en sueños una vida de holgura económica y prestigio del que hace muchos años carece. Por eso, la joven no solo tiene que trabajar para ayudar a su familia, sino que también debe hacerlo a escondidas de su padre, quien finge no enterarse de nada.


El señor Clennam y la pequeña  Dorrit,
según la serie de la BBC del año 2008.
En medio de ese estado de angustia permanente en el que vive la protagonista, se cruza en su camino Arthur Clennam, un comerciante recién llegado del extranjero que se interesa en su penosa situación. De alguna manera, intuye que ayudar a esclarecer el pasado de los Dorrit supondrá, también, saldar las cuentas pendientes que tiene su propia familia. Ese encuentro unirá sus vidas para siempre, pues los hechos se tejen de tal manera que ambos terminarán experimentando en carne propia la suerte del otro. Por lo pronto, prepárense para ver desfilar por las páginas de la novela a decenas de personajes, algunos oscuros y otros entrañables, cuyas historias se irán enlazando magistralmente a la de nuestros protagonistas, quienes se tomarán su tiempo para aclarar y expresar sus sentimientos.


Charles Dickens (1812-1870) es el escritor más destacado de la era victoriana, conocido por su prolífica obra de alto contenido social. En un primer momento, sus novelas y cuentos fueron publicados a modo de folletín por entregas, ya que una de las grandes preocupaciones del autor era que su mensaje llegara a aquellos que no contaban con el dinero para comprar un libro. Tenemos que imaginar a un grupo de personas que en algún momento de su arduo día se juntaría a escuchar de la voz de algún lector las peripecias de la pequeña Dorrit, de Tip o de David Copperfield. Sin lugar a dudas, el modo de relacionarnos con su literatura ha cambiado, pero a veces quisiera que volvieran esas lecturas colectivas. Entre la basta producción de este escritor les recomiendo: Casa desolada (1853), Grandes esperanzas (1861), Oliver Twist (1838), David Copperfield (1850) y Nicholas Nickleby (1839). 

15 de febrero de 2017

El paraíso de las damas (1883), de Émile Zola

Editorial Alba
Año 2013
648 páginas

Esta novela es el resultado de un estudio que el autor emprende en el año 1882, a partir del cual se propone retratar las consecuencias económicas que provoca el surgimiento de las grandes tiendas en París. La 
historia implica un cambio con respecto a la tónica general de las obras de Zola, dado que está dotada de un optimismo en los cambios que acarreará el progreso. En esta oportunidad, los personajes podrán revertir su situación social y escapar al destino que les ha sido asignado desde su nacimiento. Todo ello, en un contexto social dominado por la desigualdad, la preponderancia del valor "dinero" y las arbitrariedades de los que más tienen.

La historia gira en torno a un gran almacén parisino conocido como "El paraíso de las damas", que desata el fervor consumista de las mujeres (aristócratas y burguesas por igual) y la ruina de las pequeñas tiendas ubicadas en las cercanías de esa gran mole edilicia. Dicho almacén es, además, el espacio en el que se desarrolla la peculiar historia de amor entre Octave Mouret, el patrón, y Denise Baudu, la torpe y joven dependienta. Ambos emprenden, de manera inconsciente al principio, una lucha de voluntades que terminará por doblegar a uno de los dos. Por un lado, Mouret es un comerciante rico y poderoso que se jacta de conocer la debilidades del género femenino y saber cómo seducirlas, ya sea para que se conviertan en sus clientes o en sus amantes.


"Mouret tenía como única pasión la de imponerse a la mujer. Quería que fuera la reina de su casa, le había construido aquel templo para tenerla a su merced en él. En eso consistía su tácti­ca, en embriagarla con galantes atenciones para poder traficar con sus deseos y explotar sus febriles impulsos."


Denise, por su parte, no parece responder al modelo de mujer que suele atraer a los hombres como Mouret. Se trata de una joven de provincia, pobre y apocada, cuya máxima preocupación es la manutención de los dos hermanos que tiene a su cargo tras la muerte de sus padres. Este personaje posee, además, un cúmulo de valores que le servirán de salvavidas en los momentos más críticos y la resguardarán del destino socialmente asignado. A pesar de todos los pronósticos, su halo de influencia sobre "El paraíso" se va extendiendo de manera paulatina y amenaza con envolver al propio dueño.

Por otra parte, la novela nos ofrece vívidas descripciones de las estrategias que idea Mouret para erigir su imperio comercial, ya sea a través de insólitos recursos publicitarios como así también mediante la distribución y la exposición de la mercadería. Les sorprenderá darse cuenta que las estrategias de marketing no han variado demasiado en nuestros días, de la misma manera que nuestra ingenuidad consumista. Cada nueva inauguración de "El paraíso" se lleva a cabo en medio de un despliegue casi cinematográfico, el narrador nos describe las texturas de las telas, los oropeles de la decoración de estilo árabe, la apariencia de las clientas, los gestos y los cuchicheos de los vendedores. Como trasfondo de ese ajetreo, se desarrollan y entrelazan decenas de historias de amores y traiciones. Todo, bajo la atenta mirada del dueño del almacén.
"Las cabezas tropezaban con montones de cintas apiladas; una muralla de franela destacaba como un promon­torio; por todas partes, los espejos daban profundidad a los almacenes, reflejaban mostradores y retazos de clientes, cabe­zas echadas hacia atrás, hombros y brazos partidos por la mitad. Y, en tanto, las galerías laterales abrían nuevas perspecti­vas: nevados callejones en la ropa blanca; hondos pasadizos moteados en la calcetería; perdidos horizontes que iluminaba el ramalazo de luz de alguna vidriera y en los que la muche­dumbre no era ya sino un polvillo humano."
Émile Zola (1840- 1902) fue un escritor francés, reconocido como el máximo exponente del naturalismo literario. Sus obras se destacan por retratar de forma detallada (y por momentos descarnada) los padecimientos de la clase trabajadora. Esta novela nos muestra a un Zola convencido en la necesidad de los cambios que acarrean los nuevos tiempos. Desde su perspectiva, el progreso implicará un cambio en la vieja estructura social, la arcaica aristocracia deberá ceder terreno a una burguesía emprendedora, pero también, deberá suponer un cambio en las condiciones laborales de los empleados. Si les pasó como a mi y se quedaron con ganas de saber más, adjunten a su lista de pendientes los libros de la serie Les Rougon-Macquart que preceden a esta novela, La conquista de Plassans (1874) y Miseria humana (1882), en los cuales conoceremos la primera juventud de Mouret y su llegada a París.

14 de febrero de 2017

El amor en la literatura


En este día de los enamorados me fue imposible no pensar en las diversas historias literarias que tienen como factor común el amor y en esas maravillosas parejas que lo han encarnado. Como postal de esta fecha les dejo estos títulos, los cuales simbolizan al amor en muchas de sus facetas: el romántico, el apasionado, el inconveniente, el que trasciende el tiempo, el problemático y el inesperado. Desde ya, los animo a emprender la lectura de cualquiera de estas novelas. 





Orgullo y prejuicio (1813), Jane Austen 
1Q84 (2009), Haruki Murakami
Expiación (2001), Ian MacEwan
Lo que el viento se llevo (1936), Margaret Mitchell 
Norte y sur (1855), Elizabeth Gaskell
Persuasión (1817), Jane Austen 
El amor en los tiempos del cólera (1985), Gabriel García Márquez
Jane Eyre (1847), Charlotte Brontë  (reseña)
El beso de la mujer araña (1976), Manuel Puig
Regreso a Brideshead (1945) Evelyn Waugh 
Cumbres Borrascosas (1847), Emily Brontë
Una habitación con vistas (1908), Edward Morgan Foster